De mi graduación en adelante: mi experiencia en Armenia

Desde el instante en que pasó mi graduación en mayo, estaba esperando para aterrizar en el aeropuerto de Zvartnots, contando los días que faltaban para estar en mi tierra natal. Aterricé en Armenia el sábado 16 de septiembre, dispuesta a aprender y sumergirme.

Tres días después, el 19 de septiembre, Azerbaiyán empezó a bombardear Artsaj.

Para contextualizar, en el momento en que me concedieron el título me di cuenta de lo perdida que estaba. Claro que me había licenciado en química y pensaba estudiar medicina, pero no tenía claro el “cuándo” ni el “por qué”.

TIEMPO DE ACCIONAR

En medio de mi día de orientación en Birthright, cuando recibimos la noticia de los atentados, por muy preocupados y enojados que estuviéramos, me di cuenta de que algunas cosas pueden pasar por culpa de un régimen dictatorial bárbaro con el que compartes frontera, y otras pasan por alguna razón. Durante la guerra de 2020, un sentimiento común entre los armenios de la diáspora fue la impotencia. Podemos recaudar dinero y hacer campañas en las redes sociales, pero no es comparable a estar sobre el terreno. No hay nada como estar en Armenia y ayudar con tus propias manos en lugar de usarlas para buscar información en las redes sociales.

Ni siquiera puedo decir que hubiera un "llamado a la acción", porque sólo hubo acción. Frontline Therapists, una ONG que brinda apoyo mental a todos los soldados y sus familias afectados por las guerras, publicó que necesitaban voluntarios y allí estaba yo. En cuestión de horas, estaba ayudando a su equipo a organizar un sinfín de donaciones de ropa, productos de higiene y productos secos. Cuando la gente empezó a cruzar la frontera, empezamos a recibir llamadas telefónicas de familias de Artsaj para que les organizáramos bolsas con artículos de primera necesidad, y toda la oficina deFrontlinese convirtió en una tienda improvisada para quienes necesitaran recoger artículos.

EL POLVO SE ASIENTA

Cuando mi tiempo conFrontline Therapists llegó a su fin, mi verdadero lugar de trabajo me estaba esperando. Empecé a trabajar como voluntaria en ”Wigmore Clinic” acompañando a médicos, viendo operaciones y ayudando a enfermeras. En mi tiempo libre, empecé a trabajar con un grupo de armenios de la diáspora recogiendo donativos y distribuyéndolos entre las familias de Artsaj que se instalaban en pueblos cercanos a Ereván. En algún momento, entre aprender todos los términos médicos en armenio y negociar los precios de 250 pares de calcetines en Petak, encontré un propósito.

Si hay algo que Birthright me ha enseñado hasta ahora, es que con suficiente empuje y amor por Armenia, se puede hacer todo. Asistí a innumerables foros organizados por antiguos alumnos de Birthright en los que muestran las iniciativas y empresas que han puesto en marcha en Armenia. Con mucha humildad, explican cómo tomaron sus carreras en otros países, las adaptaron a Armenia y se hicieron una vida aquí. Escuchándolos, me he dado cuenta de que algún día me gustaría dar el mismo discurso en la oficina de Birthright.

TRABAJANDO PARA EL FUTURO

Un foro en particular me inspiró especialmente. El Dr. Shant Shekherdimian, cirujano pediátrico armenio-estadounidense, nos habló de cómo pasa la mitad del año operando en Estados Unidos y la otra mitad en Armenia, trabajando para mejorar la medicina pediátrica y familiar. Esto me animó a buscar un segundo puesto de trabajo en el “Childen of Armenia Fund” con el Dr. Lorky Libaridian, otro médico pediatra que trabaja para impulsar la sanidad pública en Armenia. En las pocas semanas que llevo trabajando con el Dr. Libaridian, he aprendido más de lo que podía imaginar. Mi proyecto actual consiste en averiguar qué pruebas de salud se realizan en Armenia, cómo se hace el seguimiento de los datos (si es que se hace) y el razonamiento que subyace a la selección de las pruebas. Estoy elaborando la misma lista para otros países, con la esperanza de que los reconocimientos médicos que se hacen en Armenia puedan optimizarse para reflejar otras normas nacionales.

Armenia, como país y como pueblo, existe desde hace mucho tiempo. No podemos desconocer lo lejos que hemos llegado, pero tenemos que unirnos para asegurar nuestro futuro. Siendo realistas, Birthright sigue siendo sólo un punto en los siglos y siglos que es la historia armenia. Yo, aún soy menos. Sin embargo, con cada voluntario que llega a Armenia, el punto de Birthright brilla un poco más. Ahora más que nunca, es muy importante que nos demos cuenta de que cada punto que representamos, en un mapa, en la historia, en nuestra línea de tiempo, tiene un impacto. Mientras escribo esto, me queda apenas un mes y medio de mi viaje de Birthright. Parpadearé y habrá terminado. Sin embargo, el impacto que Birthright ha tenido en mi futuro seguirá acompañándome en todas las decisiones que tome en el futuro.