Decidí vivir con una familia anfitriona. Fue la mejor decisión que tomé.

Para vivir la experiencia más inmersiva en Armenia, decidí vivir con una familia anfitriona y puedo decir con confianza que fue la mejor decisión que tomé.

MI LLEGADA EN UNA FAMILIA ANFITRIONA EN ARMENIA

Al principio, tuve las preocupaciones clásicas - inconvenientes, discrepancias, anomalías. Adoptar un enfoque de mente abierta, me ayudó a superar las ansiedades y mejoró mi flexibilidad, así que pude dejar ir mis miedos.

Mi madre anfitriona recibió mi llegada con sopa caliente y rompió el hielo. Me dí cuenta que esta familia iba a enriquecer mi experiencia en Armenia, no solo porque eran artistas, sino también intelectuales, así que profundicé en sus historias y su amor por Armenia.

Tener una familia anfitriona no significa solamente tener un techo sobre la cabeza, sino también vivir la vida diaria juntos. Esto ocurrió naturalmente, como si fueran mi verdadera familia nuclear. Desde conversaciones conmovedoras hasta intercambios sobre la cultura y sociedad armenia, pintando juntos hasta visitar el teatro o celebrar cumpleaños. Nos sentamos en la mesa, tomamos té, y hablamos sobre nuestra afinidad por Japón y nuestros viajes hasta bien pasada la medianoche.

MI EXPERIENCIA CON ELLOS

Hicimos largos paseos juntos, donde mi padre anfitrión me contó sobre la historia de los edificios que pasamos y las calles que caminábamos - él es un guía turístico después de todo. Mi madre anfitriona y yo preparamos comidas armenias juntos. Su cocina tenía un toque especial, al que no estaba acostumbrada de mi madre, porque las raíces de mi madre anfitriona son de Armenia del Occidente. Con mi hermano anfitrión, su novia, y su primo, visitamos una obra de teatro de Narine Grigoryan y pudimos unirnos a la fiesta posterior y tomar vino con los actores y actrices. Mi familia anfitriona me mostró su apoyo, uniéndose a mi presentación sobre té verde en Japón y me hizo sentir suficientemente cómoda para hablar en armenio.

Gracias a su hospitalidad, mi experiencia en Armenia estuvo llena de calidez, apoyo, y recuerdos hermosos. No podría haber deseado mejores condiciones durante mi tiempo con Birthright y estoy infinitamente feliz sobre mi decisión de ser parte de este programa. Los amigos que hice, que ahora se sienten como familia, y los recuerdos que creamos juntos se convirtieron en una parte valiosa de mi crecimiento personal y, por lo tanto, de mi vida.