El sueño se hizo realidad

Cuando llegué aquí con Birthright Armenia, la gente me preguntaba si era la primera vez para mí. Entonces diría que es la segunda-primera vez para mí; La primera vez fue hace 20 años con mi familia. Definitivamente era el momento de volver, ha pasado demasiado tiempo, ¡no recuerdo nada!

Antes de que mi padre falleciera, mi hermana y yo estábamos muy comprometidos con la comunidad armenia en Ginebra gracias a su enorme participación en muchas asociaciones y eventos. Como ya no está con nosotros, cortamos la conexión con la comunidad.

Pero lo que nuestro padre dejó es más que esta conexión. Estábamos y todavía estamos muy orgullosos de nuestras raíces y cultura armenias que se transmiten a nosotros, a nuestra familia.

Cuando era joven, siempre quise aprender armenio, hablar con los otros niños y luego con los adultos. Desafortunadamente, tenía esta barrera del idioma para comunicarme y me sentía excluido de alguna manera...

Además, en mi pasaporte tengo dos nombres, pero sólo uso el francés Jérôme y, sin embargo, me gusta mucho el segundo, Mihran.

Luego pasó el tiempo.

Descubrí que era hora de regresar a Armenia solo. Aprender el idioma y la cultura desde dentro. A través de familias locales y sitios de voluntariado; para descubrir la Armenia de hoy que recordaré y tendré en mi mente.

El 1 de septiembre llegué sin expectativas ni juicios, excepto uno: el idioma armenio es fácil. Intenté empezar a aprender en casa antes de venir... al menos para repasar lo básico.

Planeé ir primero a Gyumri porque muchos me lo recomendaron, pero también porque es una ciudad pequeña y más tradicional que Ereván. Más importante aún, allí pocas personas hablaban inglés.

Después de 10 días en Ereván, tomé el camino hacia Gyumri.

VOLUNTARIADO EN GYUMRI

Aquí está la segunda expectativa que tenía: grabé el número de mi madre anfitriona en mi teléfono para poder contactarla a través de WhatsApp. Tenía una foto, así que esperaba que fuera ella. Qué sorpresa cuando llegué a casa y no era ella en absoluto. ¡¿Dónde estoy?! Allí descubrí que era su hija la de la foto.

Durante la primera semana Anush no habló mucho así que decidí tomar la iniciativa. Fue un buen ejercicio para mí practicar armenio. Prefiero ser práctico que teórico.

Pasaron algunas semanas y progresé ligeramente; "gamats-gamats", como decimos. Luego pasaron dos meses y pude sentir mejoría. Cuanto más lo intentaba, más aprendía y mejor relación construía con Anush. Después de tres o cuatro meses, pude hablar y aprendí lo suficiente como para tener horas de conversación con ella.

APRENDIENDO ARMENIO

Nunca pude imaginar todo lo que pasó durante este tiempo. Construimos una relación que no quiero perder ni olvidar. Anush es tan amable, tan cuidadosa, tan alegre que fue más que un placer estar con ella y Fenia (la abuela), cocinar, coser, hablar y contar historias con ellas. Yo no ayudaba en la casa, sólo vivía con ellos tanto como podía. Tuve muchísimos buenos momentos con Anush y Fenia, con sus vecinos y amigos o sus familiares.

Tuve que esforzarme más a menudo para no quedarme detrás de mi teléfono o de una pantalla de cine, pero no estoy en Armenia para tener los mismos malos hábitos que tenía en Francia.

Mi recompensa hoy es que tengo una nueva familia y amigos esperándome aquí.

Y por supuesto, puedo hablar y entender armenio y, mejor aún, ¡¡¡sé leer y escribir un poco!!! Este es sólo el comienzo, yo quiero avanzar.

Todavía me pregunto si mi colaboración realmente ayuda a la gente. De alguna manera puedo decir que sí. ¡Pero seguro que el país y la gente me devolvieron mucho, pero mucho más!