Fui voluntario en Vanadzor y me enamoré de mi madre patria

Habiendo crecido en Los Ángeles, tuve la suficiente fortuna de crecer en una gran comunidad armenia. Hay muchas maneras que la gente de la diáspora puede disfrutar la cultura armenia en Los Ángeles, desde escuelas hasta festivales culturales, restaurantes deliciosos, y más, uno pensaría que estaría viviendo una verdadera experiencia armenia. Pero siempre anhelé ver la patria, y ver si lo que pensé que era “la experiencia armenia” era real. Tres años atrás, vine a Armenia por un mes e hice las cosas usuales turísticas - Garni, Keghard, Khor Virap, y Tatev, así como salir en Yerevan, pero solo se sentía como las mismas cosas turísticas. Un mes no es un gran tiempo para darte la suficiente experiencia, por lo que decidí que debía volver.

SER VOLUNTARIO EN VANADZOR

Una vez que me gradué de la universidad, decidí viajar de vuelta a Armenia. Descubrí Birthright Armenia y elegí ser parte del programa. Llegué el 24 de mayo de 2016 con la intención de quedarme 4 meses. Sin embargo, rápidamente descubrí que eso no iba a pasar. Fui afortunada de pasar mis primeros 3 meses en Vanadzor. La tercera ciudad más grande de Armenia. Acá trabajé con la Fundación de Niños de Armenia (COAF) y en el Little Prince “Poqrik Ishkan” Educational Complex. Durante el transcurso de mi tiempo con estas organizaciones, salté a la cultura y al estilo de vida de las personas de la región de Lori. Mientras trabajaba con COAF, tuve la oportunidad de trabajar con niños en pueblos alrededor de Lori. Esto fue, por lejos, la parte más querida de mi experiencia en Birthright Armenia. Trabajar en el pueblo me mostró otra parte de Armenia que pocas personas de la diáspora tienen la experiencia. Los niños siempre estaban listos para aprender y experimentar nuevas cosas.

En numerosas ocasiones, trabajé en Dsegh, el lugar de nacimiento del famoso escritor Hovhannes Tumanyan. El paisaje exuberante y la riqueza de la historia hicieron que mi experiencia fuera más fructífera. Cerca de varios pueblos, se pueden encontrar y explorar ruinas de iglesias y monasterios medievales. Durante el almuerzo, constantemente, estábamos invitados a las casas de la gente del pueblo y nos daban deliciosas comidas. La hospitalidad que experimenté durante mi tiempo allí no se puede ni escuchar en Estados Unidos, incluso en las comunidades de la diáspora. Me sentí que en estas comunidades aisladas el estilo de vida era mucho más crudo y no tocado por la influencia internacional. Por esta razón, consideré esta visita sea una experiencia armenia auténtica. Trabajando con los niños en los pueblos y Vanadzor me dio la esperanza de un futuro de Armenia. Estos niños eran inteligentes, curiosos, y dispuestos a aprender nuevas cosas. Además, me hizo sentir orgullosa de ver cuánto esfuerzo la diáspora estaba poniendo en las comunidades de Armenia, no solo monetariamente, sino también con el voluntariado.

MIENTRAS EN ARMENIA

Mientras estaba en el programa de Birthright Armenia, ví a armenios de todo el mundo viniendo juntos y trabajando por Armenia. Esta diversidad y unificación de la comunidad de armenios todos vinieron acá para descubrir Armenia y ayudar a hacer la vida acá un poco mejor. Acá hice amigos para toda la vida con personas que, sin Birthright Armenia, no hubiera tenido la oportunidad de visitar la Madre Patria. Mientras estaba en Armenia, pude hacer muchas cosas que quería. Sin embargo, lo que me dejó con una experiencia positiva fueron todas las cosas que hice que no había pensado jamás que iba a hacer estando en Armenia. Escalar el pico más alto del Monte Arakadz, participar en la pelea de agua más grande durante el festival de Vartavar, hacer nuevas comidas armenias, tomar vino en el festival de vino de Areni, y acompañar en tres casas en Lastiver, por nombrar algunas. Como muchas personas, tuve la idea de cómo es Armenia y tuve una noción de qué expectativa tener. Armenia es un lugar que uno debería venir con un corazón y mente abierta. Es un lugar donde todo se debe intentar, probar, y experimentar. Al final, me enamoré con mi Madre Patria y elegí extender mi estadía por un total de 7 meses.En mi tiempo, acumulé más de 800 horas de voluntariado, fui a más de 14 excursiones, viajé prácticamente a cada parte del país, viajé a Artsakh, y viví como un local. Al final, regresé a Estados Unidos con una nueva visión de la Madre Patria y espero prontamente mi regreso a Armenia, ¡un lugar donde todos nos sentimos en casa!