Siempre estuve interesada en mis raíces armenia, incluso cuando crecí en el medio de Estados Unidos, fuera de una comunidad armenia. Soy mitad armenia por el lado de mi madre, y tengo un cierto gusto por la cultura de mis abuelos. Cuando crecí, soñaba con visitar Armenia y Jerusalen, donde mi familia residió luego del genocidio. Unos meses luego de graduarme del colegio, seguía sin tener idea de qué hacer, por lo que busqué oportunidades para visitar Armenia y me encontré con el sitio web de Birthright Armenia.
REALIZAR VOLUNTARIADO EN GYUMRI
Unirme a Birthright Armenia fue una de las mejores decisiones que pude haber hecho, y estoy triste de ver que está llegando a su fin. Solamente estuve en Armenia por unos pocos dos meses y me sentí como una persona diferente. Llegué a Gyumri a fines de febrero para ser voluntaria en el Centro Tecnológico de Gyumri, Armenian Caritas, y Birthright Armenia. Alrededor de dos semanas de mi estadía, empecé a ser voluntaria en la panadería Nazuk. Cuando recién llegué a Gyumri, me impactó el choque cultural y el deseo de regresar a Yerevan y vivir en mi zona de confort, pero estoy muy contenta de no haber cedido a mi miedo inicial e incomodidad. La experiencia de Birthright Armenia en Gyumri fue una oportunidad auténtica, envolvente y enriquecedora. Disfruté el ritmo más lento de la vida y el pequeño grupo de voluntarios que se sienten como una familia para mí.
Las palabras no pueden describir cuánto voy a extrañar a los otros voluntarios, los coordinadores de Birthright Armenia en Gyumri, y mi querida madre anfitriona, Angela. Ellos impactaron en mi vida en mucho más de una manera. Angela y yo creamos una significativa conexión, a pesar de la barrera del lenguaje entre nosotras. Llegué a Armenia con muy poco conocimiento del lenguaje - ni siquiera hablabami-kich hayeren - pero ahora puedo leer, escribir, y mantener una conversación.
APRENDIENDO ARMENIO EN GYUMRI
Originalmente, llegué a Armenia a descubrir mi objetivo y “descubrirme a mí misma”, que son objetivos que no podes lograr por completo en diez semanas o diez años, porque es un viaje de por vida. Mi experiencia en Armenia cambió completamente el camino que me veía a mí en el futuro. Llegué acá pensando que cuando regresara a casa, retomaría justo dondé lo dejé. Sin embargo, desde que vivo en Armenia, supe que eso no era posible. Planeo continuar aprendiendo el lenguaje y conectándome con la diáspora de mi ciudad. Estoy segura que voy a regresar a Armenia, porque una pare de mí nunca se fue.