El hogar está donde está el corazón: la experiencia de una familia de acogida con Birthright Armenia

En el corazón de nuestro programa de voluntariado se encuentra una oportunidad única para que los armenios de la diáspora se sumerjan en la calidez de la cultura armenia viviendo con una familia de acogida local. Esta experiencia es algo más que alojamiento; es una oportunidad para aprender costumbres y tradiciones, entablar relaciones duraderas y sentirse parte de algo más grande.

Nuestros voluntarios, Matthew de Canadá y Samantha de Estados Unidos, comparten sus experiencias de primera mano, lo que nos permite ver el impacto de sus estadías con familias de acogida.

NERVIOS PREVIOS A LA LLEGADA Y CÁLIDAS BIENVENIDAS

Matthew reflexiona sobre sus preocupaciones iniciales y admite que tenía algunos temores antes de vivir con su familia de acogida. "En aquel momento, no hablaba nada de armenio y tenía poco conocimiento de las costumbres y tradiciones". Sus temores, sin embargo, se disiparon rápidamente gracias a la comprensión de la familia, lo que ilustra la base del programa de respeto mutuo e intercambio cultural.

Del mismo modo, Samantha estaba preocupada por la barrera del idioma. "No sabía nada de armenio más que 'Barev' (¡Hola!) e 'Inchpes es' (¿Cómo estás?)", dice. Samantha sopesó sus opciones de vivir con una familia de acogida que hablara inglés. Al final, eligió una familia que no hablaba nada de inglés para ponerse a prueba y mejorar sus conocimientos lingüísticos. Aunque esta decisión dificultó la adaptación inicial, resultó ser gratificante. "Ha sido gratificante ver el crecimiento de mis conocimientos lingüísticos, lo que me ha permitido mantener conversaciones más ricas y significativas ‘con mi familia de acogida’, señala.

PRIMERAS IMPRESIONES: UNA PUERTA A LA HOSPITALIDAD ARMENIA

Desde el momento de su llegada, tanto Matthew como Samantha se vieron envueltos en la calidez y hospitalidad genuinas de sus respectivas familias de acogida. El viaje de Matthew empezó de madrugada: "Llegué a Armenia sobre las 3 de la mañana, así que mi primera impresión fue lo acogedora que era mi familia de acogida, que me recibió calurosamente a pesar de lo temprano que era. Enseguida les agradecí su esfuerzo. Además, rápidamente quedó claro que mi madre de acogida, Armine, ¡es una cocinera increíble!".

La experiencia de Samantha reflejó esta calidez: "En cuanto entré en casa [de mi familia de acogida], mi madre de acogida enseguida me ofreció comida y me enseñó la casa, haciéndome sentir cómoda y realmente entusiasmada con mi estancia." Estos encuentros iniciales no sólo marcaron la pauta de sus estancias, sino que también pusieron de manifiesto la arraigada hospitalidad que define la cultura armenia.

INMERSIÓN CULTURAL Y TRADICIONES COMPARTIDAS

Vivir con una familia de acogida proporcionó a Matthew y Samantha una auténtica inmersión cultural. Desde participar en feriados tradicionales hasta aprender los detalles de la cocina armenia, ambos voluntarios experimentaron la vida cotidiana y las festividades que definen la identidad cultural de Armenia. Estas experiencias compartidas no sólo profundizaron su comprensión de la cultura armenia, sino que también fomentaron un sentimiento de pertenencia.

"La mejor forma en que mi familia de acogida ha contribuido a mi inmersión cultural ha sido exponiéndome a muchos platos armenios", dice Matthew. La experiencia de Samantha fue igualmente enriquecedora: "Mi madre de acogida me enseñó a envolver dolma, así como a ayudarla a picar algunos ingredientes para platos armenios tradicionales."

RECUERDOS PARA TODA LA VIDA

Los momentos únicos y memorables fueron la piedra angular de las estancias tanto de Matthew como de Samantha, enriqueciendo sus experiencias con calidez y sentido de pertenencia. Matthew recuerda las fiestas, captando la esencia de las reuniones familiares armenias: "Pasar el Año Nuevo con [mi familia de acogida] fue muy especial y único para mí", reflexiona, destacando las risas, los regalos y la unión que marcaron la celebración. "Intercambiamos regalos y compartimos una gran cena, por lo que fue increíblemente especial reunirnos alrededor de la mesa con todos. Ver la caída de la bola y recibir juntos el Año Nuevo aumentó la singularidad y el significado de la experiencia para mí".

Samantha aprecia las interacciones cotidianas, más sencillas, que profundizaron su conexión con su familia de acogida. "Aunque soy en parte armenia, mi educación fue muy estadounidense, por lo que mi conocimiento de la vida familiar armenia provenía principalmente de historias y de las redes sociales", admite. "En mi segundo día, mientras desayunaba, mi madre anfitriona, que hablaba con su hermana por teléfono, de repente giró el teléfono hacia mí para charlar", explica. Al principio, Samantha se sintió incómoda con esta presentación inesperada, pero desde entonces se ha convertido en una reconfortante rutina de intercambio de saludos cada vez que la hermana de su madre está al teléfono.

NAVEGANDO EN LAS DIFERENCIAS CULTURALES

Para Matthew y Samantha, navegar por las diferencias culturales ha sido tan instructivo como divertido durante sus estancias con familias armenias. Matthew descubrió un matiz cultural inesperado, en relación con la tolerancia a la temperatura: "A veces llevo pantalones cortos por la casa y mi madre de acogida se preocupa, ¡piensa que tengo frío! Pero yo le aseguro que no, y le explico que, como soy canadiense, estoy acostumbrado al frío y me siento cómodo así".

Samantha, por su parte, se enfrentó a sus propias diferencias culturales, desde las barreras lingüísticas hasta las rutinas diarias. Sus esfuerzos por comunicarse y participar en la vida familiar, a pesar de las dificultades iniciales, la acercaron a comprender y apreciar los entresijos de la cultura armenia.

RELACIONES EN EVOLUCIÓN: DE HUÉSPEDES A FAMILIA

A medida que avanzaban las estancias de Matthew y Samantha con sus familias armenias de acogida, sus relaciones se profundizaban, trascendiendo la dinámica inicial de huésped-anfitrión para forjar auténticos lazos familiares. Matthew reflexiona sobre esta evolución con calidez, afirmando: "Ahora se sienten como familia". Esta sencilla pero profunda afirmación resume el paso de ser un extraño a convertirse en parte integrante de la familia. La transición no consistió únicamente en acostumbrarse a la forma de vivir o a las diferencias culturales, sino también en generar confianza, compartir experiencias y crear recuerdos que le unieron a su familia de acogida de forma significativa.

Samantha comparte una experiencia similar de creciente cercanía con su familia de acogida, haciendo hincapié en la sensación de seguridad y pertenencia que esta relación le ha proporcionado. "Me ha hecho sentir segura y sé que hay gente que se preocupa por mí y por mi bienestar", afirma. Este sentimiento pone de relieve el consuelo emocional que supone ser aceptado y querido como un miembro más de la familia. Para Samantha, este vínculo ha sido una fuente de apoyo, haciendo de su experiencia de voluntariado en Armenia no sólo una oportunidad de intercambio cultural, sino un viaje para encontrar un segundo hogar.

Las experiencias de Matthew y Samantha con sus familias de acogida en Armenia, ponen de relieve el impacto de la inmersión cultural. Su paso de huéspedes a miembros de una familia pone de relieve la importancia de la apertura, la paciencia y el esfuerzo para salvar las distancias culturales. Aconsejan a los futuros voluntarios que aprovechen cada momento, se comprometan activamente con sus familias de acogida y se sumerjan plenamente en la cultura local. Creen que este enfoque no sólo enriquece la experiencia del voluntariado, sino que también fomenta vínculos profundos y duraderos.

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