"¿Qué puede ofrecer una persona a otra, aparte de una pizca de calor? ¿Y qué puede haber más profundo que eso?".
Una excursión que desplegó una perspectiva diferente de Armenia. Nada hacía presagiar la cautivadora amalgama entre mi equipo, Ereván y yo aquel día de diciembre. Aunque en el programa figuraba una visita tradicional a Ereván, lo que sucedió fue algo que ocurre una vez al año. Para mantener el misterio, sólo contaré las historias de las personas con las que nos cruzamos.
En primer lugar, mi equipo: Selene del AVC, Dayna, Teni, Ella y yo. Nuestro extraordinario equipo emprendió este viaje unido. Cada una de nosotras desempeñó un papel distinto, ofreciendo inspiración y orientación a pesar del tiempo impredecible de Ereván.
También estaba la Sra. Gayane, que nos ayudó amablemente a encontrar los detalles necesarios y compartió con nosotros deliciosas historias sobre su gran familia armenia. En el corazón de la ciudad, conocimos a dos turistas rusos que nos complacieron con una broma, no perdimos la esperanza y continuamos nuestro camino. Su amabilidad fue realmente apreciada.
La excursión dio un giro inesperado. Desde el principio, no se trataba de una excursión ordinaria, sino de una inmersión en el corazón de Ereván. Con cada nueva tarea, nuestra comprensión se profundizaba, incluso mientras nos comunicábamos en ruso, inglés y francés.
Destacamos a la amable Sra. Asmik, que ofrece su ayuda con un interés genuino por satisfacer nuestras peticiones, nos proporciona valiosos consejos, expresa su gratitud por nuestro interés en nuestra patria y nos colma de palabras cariñosas.
Al final, el cansancio se había apoderado de mí, pero me aferré a la cálida sensación que perduró en mi interior durante mucho tiempo. Aprecio cada experiencia adquirida en la RB, pero ésta destaca como un encuentro único y enriquecedor."